Estudiantes de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) se fueron a paro como un acto de protesta por la falta de acciones de la administración central al caso de un estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) denunciado por acoso y amenazas contra una compañera.
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En el Consejo Universitario del pasado jueves se dio a conocer el caso de una estudiante que no había recibido respuesta satisfactoria de la Unidad de Atención a la Violencia de Género (UAVIG). Ella denunció que el estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública la amenazó con un arma de fuego y recientemente volvió a hostigarla y buscarla vía telefónica y en su salón de clases.
Ante el panorama, la UAVIG recomendó solamente cambiar de turno al estudiante señalado como agresor. Como medidas extra, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales destinó personal administrativo para el resguardo de la joven. Por seguridad, ella y su grupo comenzaron a tomar clases virtuales.
También la noche de ayer hubo una concentración que exigió a la rectora, Teresa García Gasca, tomar cartas en el asunto: "no queremos armas, fuera acosadores" era el grito. Exigieron respuestas al asunto y otros casos de violencia de género que no se han atendido adecuadamente.
Durante la concentración, el estudiante señalado llegó a la explanada de Rectoría y se acercó al contingente. El joven insistió en que acudió a declarar a la UAVIG, pero no le aceptaron su declaración; también los retó a mostrar si había alguna indagatoria ante algún organismo jurisdiccional.
En un comunicado, la directora de la FCPyS, Marcela Ávila Eggleton, dijo que su posicionamiento en Consejo Universitario tuvo como finalidad "visibilizar las limitaciones que tienen las Facultades para atender este tipo de situaciones y solicitar apoyo de la administración central para poder hacerles frente". Asimismo, la directora lamentó que se le acuse de promover un golpeteo político.
La rectora se encontraba en Ciudad de México, prometió dialogar y atender las inquietudes de estudiantes. Reconoció los pendientes, pero insistió en que debe haber diálogo para llegar a acuerdos y que el protocolo es perfectible.