Dos de cada diez niños que ingresan al albergue Carmelita Ballesteros, por ser víctimas de la comisión de un delito, han tenido contacto con algún tipo de drogas o alcohol, dio a conocer el procurador de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del estado de Querétaro, Manuel Hernández Rodríguez. Añadió que, de cada diez niños, uno de ellos llega con el síndrome de abstinencia, por lo que tiene que ingresar a un centro de adicciones para su recuperación.
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"Lo que hacemos es seguir una ruta de intervención para los niños que tienen algún tipo de contacto con drogas; de hecho, los días sábados tenemos talleres preventivos de violencia y adicciones, y se los damos a todos los niños que están en nuestros 22 centros de asistencia", explicó.
En entrevista para Vía.Tres, comentó que al albergue del Sistema Estatal DIF solamente entran niños, niñas o adolescentes que son víctimas de un delito, para los que ya existe una carpeta de investigación.
"Una cosa son los reportes de maltrato y otra las carpetas de investigación cuando ya se confirma el abuso; entonces ingresan al Carmelita Ballesteros, siempre y cuando no haya un familiar para protegerlos; pero te puedo decir que de 10 niños que entran, dos de ellos ya han tenido contacto con drogas o alcohol", resaltó.
Por su parte, Julieta Miranda Saavedra, especialista en adicciones en niñas, niños y adolescentes, e integrante del Consejo Estatal contra las Adicciones (CECA), refirió que el consumo de drogas en menores está relacionado con contextos de violencia, ya sea que la ejerzan o sean víctimas; por ello es común que en menores con antecedentes exista consumo.
"El tema de salud mental no se aborda en ninguna edad hasta que la persona está en situación de riesgo. Ellos tienen pocas alternativas para salir de esas realidades incómodas y por el fácil acceso y su contexto familiar, comienzan con el consumo", precisó.
Señaló que en los últimos 14 años se ha identificado que hay una mayor prevalencia del consumo en un rango de edad de 12 a 15 años, y cada vez se abarcan edades más tempranas, pues actualmente hay consumo desde los nueve años.
"Si bien sigue siendo esta población de 12 a 15 años en la que hay una mayor demanda de atención, también son cada vez más niños quienes presentan esta conducta de riesgo; es decir, la edad de inicio de consumo se va reduciendo", puntualizó.
Añadió que el tabaco y el alcohol son las dos sustancias de inicio y que se han mantenido de mayor consumo, aunque en el 2011 la droga de mayor impacto fueron los solventes y desde el 2018 -hasta la fecha- la sustancia de mayor impacto en niñas, niños y adolescentes es el cristal.
"Aunque la mayoría de los chicos llegan siendo policonsumidores, es decir, de más de una droga y en por la normalización del alcohol o tabaco, por ser legales, pero estos son puerta abierta para otras drogas", refirió.
Miranda Saavedra añadió que durante la pandemia por Covid-19 disminuyó la detección y atención de niñas, niños y adolescentes, ya que las escuelas son los principales espacios que canalizaban a los menores a estos centros para ser atendidos.
De 10 niños que recibían para su atención, ocho eran canalizados de las escuelas y centros educativos; a la par, durante la pandemia el riesgo suicida fue otro factor que acompañó el consumo de drogas en menores de edad.