APRO.- Debido a la ola de “asesinatos y desapariciones en el país”, la jerarquía católica mexicana está convocando a todos sus sacerdotes y fieles a una “Jornada de Oración por la Paz”, que se planea realizar en todos los templos católicos durante este mes de julio.
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En un comunicado conjunto, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Compañía de Jesús y la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM), señalaron que ante la actual situación de violencia, “convocamos a una Jornada de Oración por la Paz. Necesitamos estar unidos en este momento en que la indignación de nuestro pueblo, ante la barbarie de la violencia, nos están abriendo una puerta para la paz”.
Los religiosos destacaron que con estas acciones, “nuestra apuesta es por el diálogo social para construir un camino de justicia y reconciliación que nos lleve a la paz. Queremos abrir horizontes de diálogo para construir la paz. Estamos delante de un problema complejo que necesita de todos y todas para atenderlo desde la raíz y así dejar que el Cristo Resucitado haga surgir una nueva mirada que permita construir los acuerdos que hoy México necesita”.
La convocatoria llega, luego del asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, y las polémicas declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador en contra de jerarcas religiosos.
“Los asesinatos y desapariciones que diariamente se cometen en el país son un llamado de Dios a unirnos para pedir por la paz. La sangre derramada de estos hermanos y hermanas es la sangre de Jesús que cae a la tierra para hacerla fértil y emprender un camino por la paz”, agregaron en el documento.
El llamamiento consta de las siguientes directrices para sacerdotes y la feligresía católica:
Se pidió que, el próximo domingo 10 de julio, se haga “memoria de todos los sacerdotes, religiosos y religiosas que han sido asesinados en el país”.
Además, durante todo el mes de julio llamó a que se celebren “misas” y “oraciones comunitarias” en “lugares significativos que representen a todas las personas que han desaparecido o sufrido una muerte violenta, sean homicidios dolosos, feminicidios” perpetrados contra “activistas sociales” o cualquier persona “en situación de exclusión o vulnerabilidad”.
Asimismo, exhortó a que en las misas que se realizarán el próximo domingo 31 de julio “pidamos por los victimarios, oremos por sus vidas y la conversión de sus corazones, tendamos la mano para recibirlos con el corazón arrepentido a la casa de Dios”..