Apro.- Representantes wixárikas de Nayarit, Durango y Jalisco, además de habitantes de la Sierra de Catorce, San Luis Potosí, demandaron al presidente Andrés Manuel López Obrador que se cancelen las concesiones mineras y la protección para sus sitios sagrados de megaproyectos agrícolas que usan tecnología para detener la lluvia en sus regiones.
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Después de hacer una larga peregrinación de 11 días y una ceremonia el pasado 18 de febrero en el lugar sagrado de El Quemado, en San Luis Potosí, en la que participaron cerca de 600 integrantes de las comunidades wixárikas, los representantes de este pueblo se reunieron en Palacio Nacional con el presidente para entregarle una carta en la cual plantean los problemas ambientales que enfrentan.
Los representantes de las autoridades de los pueblos wixárikas denunciaron el impacto que han tenido en sus tierras por la explotación minera, la erosión de las tierras por los grandes proyectos de agroindustria y por los tiraderos avícolas, que ocasionan plagas de moscas y principalmente falta de agua.
En el patio central de Palacio Nacional, López Obrador se comprometió a crear un plan para la protección de esos altares, además de visitar alguna de sus comunidades para presentarlo.
Mijares Valdez Bautista, coordinador general del Consejo Regional Wixárika para la Defensa del Lugar Sagrado de Wirikuta, dijo que la reunión y bendición del Palacio se dio luego de visitar el cerro del Tepeyac en la Villa de Guadalupe, la cueva de Xicalco en la zona arqueológica de Cuicuilco y el Templo Mayor.
Alertó que siguen en peligro sus lugares sagrados ya que hay muchas concesiones y el camino ya no es libre para llegar a ellos. Los wixárikas se reunirán con Adelfo Regino, titular del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, para acordar el plan de justicia y posteriormente lo firmará y pondrá en marcha el presidente de la República.
Desde finales de año, el Consejo Regional Wixárica por la Defensa de los Lugares Sagrados hizo pública una carta dirigida a los representantes de los pueblos indígenas de México y también del sur y del norte del continente americano en la que les invitaban a participar en una ceremonia para la “renovación del mundo” el 18 de marzo, en un momento en el que, como comentan en su carta, “la falta de lluvia es uno de los signos que muestra que nuestro mundo está desacomodado y desequilibrado gravemente”.