En sólo un año, Rusia ha sufrido más bajas de soldados y civiles en la invasión a Ucrania, que en cualquier conflicto posterior a la Segunda Guerra Mundial, reveló un estudio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
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El documento revela además que las fuerzas rusas se encuentran ahora enfangadas en una “guerra de desgaste” que requerirá, con casi total certeza, del apoyo a largo plazo de Occidente si quiere que Kiev salga victorioso del conflicto.
En febrero de 2023, la invasión en Ucrania está convertida en “una guerra de trincheras, ataques por oleadas, artillería y elevadas bajas por ambas partes”, de acuerdo con los expertos del centro estadounidense; en Rusia, 25 veces más militares mueren al mes en Ucrania que en la guerra de Chechenia y 35 veces más que en Afganistán en el mismo periodo.
Rusia ha padecido entre 60 mil y 70 mil muertes entre febrero de 2022 y febrero de 2023, entre militares regulares, combatientes de las milicias prorrusas, y contratistas de empresas militares privadas como el Grupo Wagner. Esta cifra de muertos supera al número combinado de caídos de todos los conflictos con presencia soviética o rusa desde 1945.
En general, Rusia contabiliza entre 200 mil y 250 mil bajas en total (contando personal herido, muerto y desaparecido) durante el primer año de la guerra. Estas estimaciones de bajas también incluyen soldados rusos regulares, milicianos y contratistas privados.
Ninguno de los bandos, percibe el CSIS, ha ganado mucho territorio desde las exitosas ofensivas de Ucrania a finales del año pasado, y las bajas siguen aumentando.
Ambos ejércitos han sufrido daños significativos en sus sistemas de armas -Rusia ha perdido aproximadamente el 50 por ciento de sus tanques de batalla principales modernos T-72B3 y T-72B3M desde que comenzó la guerra- con los que enfrentarse a lo largo de casi mil kilómetros de frente de combate.