Seguramente has notado que después de pasar un tiempo prolongado en el agua, los dedos de tus manos y pies comienzan a arrugarse. Aunque por mucho tiempo se pensó que este fenómeno ocurría simplemente porque la piel absorbía dicho líquido, la ciencia ha demostrado que hay una razón más compleja y fascinante detrás de este efecto.
Investigaciones han revelado que el arrugamiento de los dedos es un proceso controlado por el sistema nervioso y no un simple resultado de la absorción de agua. Este fenómeno ocurre porque los vasos sanguíneos debajo de la piel se contraen, lo que provoca que la piel forme pliegues. Este proceso es una respuesta automática del cuerpo que tiene una función específica: mejorar el agarre en superficies mojadas.
Un estudio publicado en la revista Biology Letters sugiere que las arrugas en los dedos actúan como los surcos de los neumáticos, permitiendo un mejor agarre en condiciones húmedas. Este efecto habría sido una ventaja evolutiva para nuestros antepasados, ayudándolos a sujetar mejor herramientas, alimentos o a moverse con mayor seguridad en entornos húmedos.
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El arrugamiento de los dedos ocurre generalmente después de 5 a 10 minutos de inmersión en el agua y se da principalmente en las manos y los pies porque estas zonas tienen una mayor densidad de glándulas sudoríparas y terminaciones nerviosas. Además, este proceso solo se presenta en personas con un sistema nervioso funcional, lo que indica que es una respuesta biológica activa y no solo un efecto pasivo de la piel al agua.
¿Nos debe alertar que se arruguen los dedos?
Como se ha mencionado, el arrugamiento de los dedos es completamente normal y reversible una vez que la piel se seca y los vasos sanguíneos vuelven a su estado normal. Sin embargo, en algunas condiciones médicas que afectan el sistema nervioso, como la diabetes o trastornos neurológicos, este fenómeno puede estar ausente o tardar más en ocurrir.
J.R