Dormir con la boca abierta es un hábito común en muchas personas, y aunque pareciera ser una práctica inofensiva, expertos aseguran que hay diversas causas y consecuencias detrás de este hábito, debido a que implica afectaciones en la salud bucal y en la calidad del sueño.
Respirar por la boca durante la noche puede provocar un descanso menos reparador, además de irritabilidad y sequedad en la boca al despertar. Las principales causas de este hábito son:
- Obstrucciones en las vías respiratorias
- Mandíbula o maxilar reducidos
- Hábitos adquiridos tras una infección nasal temporal
Entre las principales consecuencias de dormir con la boca abierta se encuentra sequedad bucal, problemas dentales, deformación del rostro, así como trastornos y apneas del sueño. Ante esta situación, resulta fundamental rehabilitar las funciones respiratorias que estimulen la respiración nasal.
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Para solucionar la obstrucción nasal se recomienda acudir con un otorrinolaringólogo, quien realizará una evaluación de las amígdalas, adenoides o problemas del tabique. Otra opción es mejorar la entrada de aire con dilatadores nasales, además de dispositivos bucales que ayuden a mantener la lengua en su posición correcta durante el sueño.
También es importante la rehabilitación de la zona que incluye ejercicios para la lengua y expansión del paladar con ortodoncia si la vía aérea es muy estrecha. Si tú o algún miembro de tu familia tiene el hábito de dormir con la boca abierta, lo más recomendable es acudir con un profesional médico o dental para obtener un diagnóstico adecuado.