De cada Copa Mundial recordaremos los partidos más emocionantes, los mejores goles y a los jugadores que firmaron golazos, e incluso los errores que fueron directo al marcador, y seguramente olvidaremos los detalles entre las memorias acumuladas, pero entre los sobrevivientes al tiempo están los personajes creados para conectarnos con los anfitriones: las mascotas.
Si bien no todas han conseguido volverse una perdurable representación de la alegría y la cultura de la sede, la Copa Mundial de la FIFA Inglaterra 1966 marcó un golazo con Willie, el simpático león que llevaba la bandera del Reino Unido en el pecho, y desde entonces, cada edición aporta su propio sello.
Las más exitosas han dejado de ser caricaturas para convertirse en la personalidad de los torneos, por eso aún vemos souvenirs con Pique, de México 86, o Footix, de Francia 98.
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De gallos, chiles y niños felices
Aunque los animales ahora parecen la salida fácil para ganarse la ternura del público, no siempre fue así. Luego del elegante Willie, vinculado con la realeza británica en su estética, vino una ola de mascotas representadas por niños, elaboradas para transmitir la inocencia de los más jóvenes: Juanito, en México 1970, Tip y Tap, en Alemania 1974 para representar la unión entre Alemania Occidental y la Oriental, y Gauchito, en Argentina 1978, el último con forma humana.
Quienes no vivimos la Copa Mundial de México 1986 sabemos de Pique, el chile verde con grandes bigotes y sombrero de charro, por los souvenirs que prevalecen como piezas de colección o los artículos fan-made que han surgido después para el look vintage.
Pero sí recordamos con cariño a Footix, la mascota de Francia 1998, la primera edición que vimos con total consciencia de la fiesta del futbol que solo sucede cada cuatro años.
El gallo futbolero de trazos sencillos acompañó a la selección local a la gloria de la mano de Zidane, su difusión fue discreta en un inicio y tomó vuelo a la par del campeonato. Incluso si al momento no fue un éxito rotundo, su imagen prevalece y aprovechando la nostalgia, en sitios de ventas todavía se ofertan peluches de diferentes tamaños, camisetas y llaveros. Solo para conocedores.
¿Nueva mascota?
Sobre cuál es la más entrañable no hay consenso y probablemente tiene más que ver con los recuerdos que creamos en colectivo. Así, cada Copa Mundial aporta algo extra que los partidos para la memoria.
Nos regala compañeros silenciosos que, al verlos en una repisa, en una fotografía o en un viejo comercial, hacen que volvamos a esos días donde la pasión por el fútbol nos alcanzó. Y para el artista ilustrador, sin duda, debe sentirse como ganar el Balón de Oro.
Ahora, que por primera vez serán tres países los que reciban el torneo global, ¿cómo imaginas la próxima mascota? Aunque unidos por la proximidad y una pasión creciente por el futbol, Estados Unidos, Canadá y México tienen culturas, historias y rostros únicos, y esa es, precisamente, la magia que hará de 2026 una Copa Mundial irrepetible.