Querétaro es una de las entidades que destaca en el país por su desarrollo empresarial; pero hasta el esperado crecimiento económico tiene sus costos sociales, como el desplazamiento forzado del que son víctimas cada vez más comunidades del estado por la invasión de la industria.
En el poblado de Carrillo Puerto, por ejemplo, llegó un día en el que la gente que habitó por décadas en ese territorio no tuvo otra alternativa más que huir; porque eso ya estaba “convertido en basurero del primer núcleo industrial de Querétaro”.
Los pobladores recuerdan haber dejado de “desayunar en los huertos, cuando la tierra, ahora expuesta a residuos peligrosos, perdió fertilidad; el aire perdió pureza por las emisiones tóxicas”.
El informe “Historias que Andan”, realizado por la organización Bajo Tierra Museo del Agua, demostró que en Querétaro comunidades de cinco municipios sufren el impacto del crecimiento urbano e industrial acelerado; mismo que se traduce en situaciones como inundaciones y despojo de tierras.
Se trata específicamente de los municipios que se encuentran en la zona metropolitana de la entidad, como Pedro Escobedo, Querétaro, El Marqués, San Juan del Río y Corregidora.
Las comunidades que detectaron con más afectaciones son San Miguel Carillo Puerto, Jurica y Hércules en el municipio de Querétaro; Cerro Prieto y La Cañada en El Marqués, y Bella Vista del Río, Rancho Nuevo, La Vega y Vista Hermosa en Cadereyta.
Claudia Romero Herrera, quien dirige los estudios legales del Museo Bajo Tierra y coordinadora del informe, comentó que la investigación pretende dar a conocer los casos de gente desplazada por el crecimiento urbano e industrial, ya que los daños “muchas veces son olvidados o minimizados”.
"Hay personas que normalizan sus desplazamientos. Pocas comunidades han mostrado una resistencia en cuanto a invasión; pero muchas se ven obligadas a huir de sus tierras porque la calidad de vida se degrada, ya sea por inundaciones, contaminación del aire por las industrias, aguas negras de residuos industriales", aseveró.
Carrillo Puerto
La comunidad del Pueblo de Felipe Carrillo Puerto, en el municipio de Querétaro, ha sufrido por más de 40 años las afectaciones por el crecimiento urbano e industrial, comentó el diseñador regenerativo Carlos Iván Aguilar.
"Carrillo Puerto es una de las zonas más afectadas; tan sólo el año pasado, tuvo índices altos en la contaminación del aire por partículas PM 2.5 y PM 10 emitidas por las industria. Los antiguos pobladores han sufrido experiencias insalubres como intoxicaciones por aguas negras industriales, inundaciones por la infraestructura pluvial deficiente o daños en la calidad del suelo donde se usaban cultivos".
Añadió que, con la llegada de la industria, el entorno rural del pueblo se transformó degradando a la comunidad y trayendo consigo problemas ambientales importantes, así como saqueos de recursos naturales por parte de las industrias.
“Rememoran zapotes desaparecidos por aguas negras, norias pérdidas, árboles caídos, animales y personas enfermas por la misma causa, catorce años después de los primeros síntomas de contaminación. A veces con indignación y a veces con nostalgia, relatan los cambios cotidianos en la vida de un territorio convertido en basurero del primer núcleo industrial de Querétaro”, de acuerdo con el informe.
Es evidente la degradación de la calidad de suelo debido a la presencia de metales pesados y otros contaminantes industriales; respecto al agua señalan estrés hídrico y contaminación freática por descargas industriales, y respecto a la calidad del aire constantes emisiones contaminantes que exceden la Norma Oficial.
Jurica
Otra de las comunidades que aparecen en la investigación es Jurica, ubicada en la capital queretana.
A partir de la década de los sesenta, los habitantes del antiguo poblado vieron transformaciones progresivas de su entorno, debido al exceso de urbanización y la mala planificación.
Esto provocó que la infraestructura hidrológica integral de la zona sea insuficiente para prevenir una serie de inundaciones que han ocurrido en la última década.
Actualmente la zona residencial de Jurica es una de las más exclusivas y caras de la ciudad; sin embargo, su costo de desarrollo afectó al pueblo original.
“El gran auge inmobiliario estableció fronteras de clase entre las comunidades, pues los pobladores originarios quedaron desfavorecidos en la provisión de servicios de agua y drenaje o bien descobijados ante las escorrentías alteradas por las unidades habitacionales cuenca arriba; ejidatarios vendieron su tierra y perdieron capacidad y superficie de siembra y, en otros casos, se volvieron personal de servicio doméstico de las nuevas viviendas”, indicaron los especialistas.
Las personas originarias señalan que, con el crecimiento de la zona residencial de Jurica y Juriquilla, tuvieron que abandonar el campo como su fuente de trabajo, cambiándolo por empleos relacionados con el crecimiento industrial, y las pocas personas que tienen tierras de cultivo optan por venderlas y buscar otros lugares y formas de subsistencia.
“Ahora la gente busca fuentes de trabajo como son jardinería, plomería y actividades domésticas en zonas residenciales. Mi mamá tiene una parcela que son 50 mil metros cuadrados que son de lluvia, y esa parcela mi mamá quiere venderla porque nomás se invierte y no sale nada; por ejemplo este año pasado sin decirte van como 5 años corridos que se invierte en semilla; el tractor usa la maquinaria para sembrar y no salen ni lo de los gastos no sale nada, pérdida completamente", señaló una de las mujeres entrevistadas en el informe.
Ejido de Cerro Prieto
En El Marqués se vive una situación complicada por la llegada de inmobiliarias, señala el documento. Habitantes del Ejido de Cerro Prieto han denunciado, desde julio de 2021, una serie de intimidaciones y amenazas para que estas tierras sean ocupadas por empresas que ansían construir ahí nuevos desarrollos habitacionales.
Los habitantes señalaron la ocupación y daño de las tierras con maquinaria por parte de empresas inmobiliarias y de seguridad privada; lo que derivó en un riesgo de pérdida de más de 2 mil 200 hectáreas de arbolado y vegetación endémica, incluyendo especies protegidas y en peligro de extinción.
“Se detectaron operaciones de desmonte sin permiso ni estudios técnicos justificativos. El ejido fundado en 1964 forma parte del parteaguas de la Cuenca del Río Querétaro, en la zona noroeste de la ciudad”, dice el documento.
El informe menciona que el Ejido de Cerro Prieto está siendo cercado y aislado en cuatro puntos de acceso por corporaciones policiacas de dos municipios y del Estado, al señalar que las tierras no pertenecen a los pobladores y son propiedad de diversas inmobiliarias.
"El apoderado jurídico de las empresas no pudo dar explicación sobre la propiedad de las tierras. Incluso llegó a decir en ese momento: señores, ni ustedes ni yo tenemos documentos. Déjenos hacer nuestro trabajo. Si ustedes salen ganadores ya tienen la ventaja de que les pusimos la barda. [...] Vinieron con machetes, con palos, con hachas. Policías de tres municipios bloquearon la salida del ejido. Dijeron que nadie podía salir en dos o tres horas. Nos secuestraron”, indicó uno de los habitantes del ejido.
Ante esta situación, Joselin Aguilar, quien forma parte del proyecto y es asesora de bienes raíces, mencionó que es necesario y prioritario que exista una política que regule el desarrollo inmobiliario no sólo en Querétaro, sino en todo el país.
"Este tema de la invasión y descontrol de las inmobiliarias no sólo es un problema local, ese es otro objetivo de la investigación, que se pueda hacer a nivel nacional y entender la migración ambiental en las entidades del país", advirtió.
De 35 personas entrevistadas en las diferentes comunidades desplazadas, el 13% de las personas señala que abandonó su casa por incendio, 20% por inundaciones, 26% por contaminación del agua y 33% por conflicto ocasionado por el control del agua.
Entre otras, fueron referidas como espacios socioambientalmente deteriorados en las colonias y comunidades de Bolaños, la Rueda, Santa María Magdalena, Los Sauces, Villas del Mesón y otras zonas residenciales de Juriquilla.
Respecto a los riesgos ambientales evidentes, los especialistas señalaron que tan sólo el año pasado en el mes de septiembre se registraron las inundaciones más dañinas en el estado de Querétaro. De acuerdo con la Coordinación Estatal de Protección Civil, el saldo fue de cuatro personas fallecidas, dos desaparecidas, dos socavones, 12 derrumbes y afectaciones en 11 municipios y 70 colonias; todo consecuencia de la falta de planeación e infraestructura necesarias para un desarrollo óptimo de las comunidades.
Añadieron que hay más comunidades en riesgo, ya que tan solo en el municipio de Querétaro, se registraron hasta 11 mil 500 personas habitando en áreas inundables de acuerdo con la última actualización del Atlas de Riesgo.
Asimismo, en la zona conurbada de los municipios de Corregidora, El Marqués, Huimilpan y Querétaro, la Red de Defensa Territorial de Querétaro, detectó en 2019 más de 30 amenazas a zonas de valor ecológico e hidrológico.
Los especialistas señalaron que es indudable la asociación del desplazamiento forzado en Querétaro con la creación por acción y omisión de entornos de riesgo y vulnerabilidad, asimismo señalan el informe denuncia la insustentabilidad del modelo de urbanización en la metrópoli de Querétaro.
Especialmente respecto a la presión sobre los recursos naturales que ejercen los megaproyectos y la actividad industrial que causa conflicto con la habitabilidad del territorio y desemboca en la migración por causas ambientales.
El estudio tuvo una metodología documental y etnobiográfica con entrevistas focalizadas en los poblados de la Carbonera, Cerro Prieto, el Nabo, Jurica, Juriquilla y Carrillo Puerto (del municipio de Querétaro) y Bella Vista del Río (del municipio de Cadereyta).