La buena es que elementos de la Guardia Nacional y del Ejército Mexicano lograron asegurar este fin de semana 10 kilos de marihuana en el Aeropuerto de Querétaro y la Agencia del Ministerio Público Federal en la entidad ya averigua el origen y destino de los estupefacientes.
La mala es que el decomiso se llevó a cabo prácticamente por suerte, cuando se realizaba una inspección de prevención para detectar el traslado de sustancias y objetos ilícitos en almacenes de empresas de mensajería, toda vez que aún no se logran establecer los controles necesarios para evitar por completo el trasiego de estupefacientes a través de la terminal aérea.
La peor es que el responsable de los puntos aduanales en el estado, Juan Carlos Espinosa Larracoechea, nomás no se ha aparecido para informar sobre el asunto ni para dictar cuáles serán las medidas que se endurecerán para evitar que sigan ocurriendo estos ilícitos, a pesar de que su oficina es la encargada de controlar fiscalmente la llegada de mercancías a la región.