Aunque la norma nacional de vivienda establece que debe haber un mínimo de 16 metros cuadrados por habitante en un hogar, en Puebla existen construcciones por debajo del parámetro; pues desde hace años se edifican prototipos de 30, 45, 60 y 90 metros cuadrados de superficie donde viven familias de hasta 6 miembros.
Al menos el 12.1% de las familias poblanas, equivalente a 527 mil 400 hogares, viven en hacinamiento; es decir, en espacios de 30 a 60 metros cuadrados.
Aunque estos espacios de vivienda cuentan con energía eléctrica y agua potable, carecen de privacidad y eso causa algunos problemas de estrés entre los miembros de las familias.
Sin embargo, algunos constructores justifican que, en la actualidad, tanto casas como departamentos son cada vez más chicos porque existen jóvenes que están solos o con una mascota, e incluso los matrimonios evitan tener hijos, razón por la que buscan casas pequeñas.
En este contexto, el investigador de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep) Octavio Flores Hidalgo comentó que, la existencia de viviendas que no cumplen con el mínimo de metros establecidos se debe a que tanto el empresario inmobiliario como el municipio incurren en un proceso de desconocimiento normativo.
“Creo que es necesario reevaluar la forma en cómo se plantea la vivienda y la verticalización de la ciudad. Hay procesos constantes de vaciamiento de la ciudad, si no se hace un repoblamiento, se tendrán diferencias y un suelo subutilizado”
Octavio Flores Hidalgo, investigador de arquitectura
El catedrático indicó que la Comisión Nacional de la Vivienda establece que, para el caso de una vivienda económica, se establece una superficie del pie de casa de 30 metros cuadrados; mientras que para una de tipo popular son 42.5 metros cuadrados.
En tanto, para las comúnmente conocidas como tradicionales el parámetro es de 62.5 metros cuadrados y las de interés medio son de 97.5 metros cuadrados, seguidos de los residenciales que poseen más de 140 metros cuadrados en su base.
El problema con las viviendas que llegan a medir menos del parámetro establecido es la indefinición de normativas, pues el experto explicó que si el municipio cuenta con reglamentos de construcciones completos será muy fácil definir el plan de desarrollo urbano pero si no existe eso también es fácil que los constructores “hagan lo que quieran”.
Enfatizó que el código reglamentario es claro en su aplicación y vigilancia, por lo que se debe acatar; de lo contrario se incurrirá en actos de corrupción que usualmente desembocan en otros problemas.
De acuerdo con el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de la Vivienda (Canadevi) en Puebla, Ariosto Goytortua López, los desarrolladores formales de vivienda están obligados a construir bajo estrictos reglamentos y normas, por lo que no son responsables de las casas que se construyan en lugares irregulares o prohibidos por la Ley.
Precisó que se tienen que cumplir con los estándares establecidos pues de lo contrario no venderían sus viviendas, pues muchas de ellas son financiadas por medio del Infonavit.
Según el Instituto de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer recientemente que en 2020 de las casas construidas en cuanto a superficie, el 12.1% de las viviendas se edificaron en terrenos de hasta 60 metros cuadrados; 13.6% en una superficie de 61 a 90 metros cuadrados; el 30.2% está en el rango de 91 a 160 metros cuadrados mientras que el 23.7% en 161 a 300 metros cuadrados; en tanto el 17% de las viviendas la superficie del terreno superó los 300 metros cuadrados.