Desde los sucesos violentos del pasado viernes en Tecamachalco, se auguraba una confrontación política entre el gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa, y el coordinador de los diputados federales de Morena, Ignacio Mier Velazco; pero lo que nunca se imaginaron los poblanos, ni tampoco Morena en todo el país, es que ésta fuera tan directa, con un mandatario asumiendo las funciones de Ministerio Público, para declarar que se trató de un “ataque directo”, y un padre que prefiere sacar a su hijo de la zona de conflicto para ponerlo bajo su resguardo, a él y a sus aspiraciones de ser gobernador.
Se confirmó ayer que el alcalde de Tecamachalco, Ignacio Mier Bañuelos, viajó a la CDMX, para encontrarse muy seguramente con su padre y planear una estrategia de contención que les permita superar la crisis. Está en juego la candidatura de Morena en Puebla y, más aún, la retención de una plaza que apunta en tres años a ser gobernada por el PAN; esto si Barbosa no cambia su idea de voltear bandera.
A la expectativa se encuentran el senador Alejandro Armenta, con deseos también de colarse a la contienda, y hasta el titular de la CFE, Manuel Bartlett, quien sueña con recuperar el poder en el estado a través de alguno de sus familiares.
No se descarta también que el futuro de Puebla pudiera decidirse más de 100 kilómetros hacia el oeste, con una posible suspirante que suele caminar por los pasillos de Palacio Nacional.