Los precios en Estados Unidos subieron a sus tasas más altas desde 1981, aumentando un 8.5% durante el año hasta fines de marzo.
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La inflación se encuentra en su punto más alto en en más de 40 años, los costos de la comida, vivienda, gasolina y otras necesidades continúan al alza, como consecuencia de esto, varios de los aumentos salariales que recibieron se están terminando.
El mes pasado, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) había alcanzado una cifra preocupante de un crecimiento de 7.9%. Sin embargo, con esta nueva cifra de 8.5%, Estados Unidos llega a niveles de inflación que no se habían visto desde que Ronald Reagan tomó la presidencia de Jimmy Carter en 1981.
Los números de la inflación de marzo son los primeros en comprobar el verdadero impacto del aumento en los precios de la gasolina después de la invasión rusa a Ucrania. La guerra desencadenó sanciones occidentales en contra de la economía rusa y, como consecuencia, los mercados mundiales de alimentos y energía se han visto altamente afectados.
Esta escalada en los precios de energía ha repercutido en mayores costos de transporte para el envío de bienes y componentes en toda la economía, lo que a su vez, se traduce en precios más altos para los consumidores.
La Casa Blanca había advertido desde el lunes que ya esperaban una cifra que portaría malas noticias.
“Esperamos que la inflación general del IPC de marzo sea extraordinariamente elevada debido al aumento de precios de Putin”, dijo la encargada de prensa de la administración de Joe Biden, Jen Psaki.
Esta clara evidencia en alza de precios aumenta la posibilidad de que la Reserva Federal de Estados Unidos aumente las tasas de interés de una manera agresiva en los siguientes meses, con la finalidad de intentar frenar el gasto y el endeudamiento mientras se controla la inflación.