Jueves 7 de Agosto de  2025
CDMX

Reubican a La Comuna 420: nuevo espacio cannábico en Glorieta Violeta tras acuerdos con CDMX

Hugo Legorreta, miembro del comité organizador cannábico confirma en entrevista el diálogo con autoridades bajo la premisa de libertad de consumo

Escrito en NACIONAL el

La Comuna 420, colectivo activista por los derechos de usuarios de cannabis, ha sido reubicada del área cercana al Metro Hidalgo hacia la Glorieta Violeta en Avenida Reforma. Hugo Legorreta, miembro del comité organizador, explica que este traslado surge de un proceso de diálogo con el gobierno capitalino, aunque también en respuesta a quejas institucionales. A pesar del cambio, la comunidad planea continuar su lucha por los derechos humanos y el consumo libre.

El espacio anterior fue objeto de críticas por parte de instituciones como el Sistema de Transporte Colectivo Metro y la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX). Aunque no hubo una presión directa de la ciudadanía, las autoridades señalaron preocupaciones de seguridad y orden público; con la nueva ubicación se busca dar mayor orden y control institucional, con el objetivo de mantener el consumo libre, pero regulado.

En entrevistas previas, activistas denunciaron que este tipo de reubicaciones responden más a agendas políticas que a verdaderos procesos de legalización. Legorreta reconoce que el contexto político ha empujado a las autoridades a tomar decisiones que antes eran postergadas. Sin embargo, subraya que la Comuna 420 aprovecha estos momentos para visibilizar su lucha. 

En este sentido, la diferencia principal entre el nuevo espacio y el anterior será el acompañamiento institucional

"Como colectivo hemos mantenido intermitente pero continua comunicación con gobierno de la CDMX a efectos de compartir nuestro pliego petitorio y luchas por derechos humanos; en ese sentido, puntualmente para el objetivo del reordenamiento urbano tuvimos una acercamiento inicialmente ríspido, pues se consideraba que nos querían quitar, que fue evolucionando en mesas de trabajo con proyectos como el de Glorieta Violeta que hoy se materializan", compartió en entrevista.
 

Según datos de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT), más de 7.3 millones de mexicanos han probado cannabis al menos una vez, y 1.9 millones lo consumen de forma habitual. En la Ciudad de México, el uso recreativo se ha vuelto más visible, especialmente entre adultos jóvenes de entre 20 y 35 años, grupo que concentra más del 60% de los consumidores.

“Habrá orden y control”, afirma Legorreta, sobre todo en relación a la venta de cannabis, que en ocasiones genera tensiones con la ciudadanía y autoridades, así como por el crimen organizado. Aun así, reconoce que mientras no haya legislación federal, la oferta seguirá existiendo.

A pesar del crecimiento del consumo, México sigue sin una legislación clara. Desde 2017 la Suprema Corte declaró inconstitucional la prohibición absoluta del uso personal, pero el Senado ha postergado sistemáticamente la aprobación de una ley que regule completamente la producción, distribución y consumo. Esto ha generado un vacío legal que colectivos como Comuna 420 intentan llenar con modelos autogestivos: "no compro, no pido, no ofrezco".

"La venta existe tanto adyacente a los espacios de consumo como en elegantes boutiques/dispensarios bajo la figura de clubes cannábicos, no soy quien para determinar una validez o no, pero si comparto con ellos la idea intrínseca de acceso a la cannabis, la realidad es que el que estos espacios se conviertan en una oportunidad para el crimen organizado tiene todo que ver con la indolencia legislativa del Senado de la República", explicó el también manager de proyectos de desarrollo de software. 

"Queremos apoyar lo más posible una lucha de derechos humanos que tiene en su ratio fundamental el respeto al libre desarrollo de la personalidad y el máximo ejercicio de libertades", Hugo Legorreta, miembro del comité organizador La Comuna 420.

En el caso de la capital, el gobierno ha optado por establecer puntos de “tolerancia” al consumo, como el Plantón 420, Glorieta Violeta y zonas cercanas a la Estela de Luz. Sin embargo, estas zonas varían en sus condiciones de operación y vigilancia, y muchas veces dependen de acuerdos informales con las autoridades locales. Esta falta de uniformidad deja a los consumidores expuestos a criminalización o extorsión.

"Los puntos de consumo desarrollados por otros colectivos entendemos que fueron negociados por cada uno y en general fueron reubicados a zonas acordadas por cada uno de ellos según sus capacidades pero bajo las mismas normativas emanadas del modelo que nosotros mantenemos", declaró.

Comuna 420, entre la resistencia y el diálogo

La Comuna 420 cuenta con más de 10 activistas permanentes, aunque su influencia se extiende a una comunidad más amplia. Con dos años como colectivo autónomo —y cinco más ligados al Plantón 420—, han desarrollado un modelo de organización que combina activismo, educación y presión política. Su objetivo es promover el consumo informado y libre de cannabis como un derecho humano.

Legorreta afirma que el mayor reto ahora será mantener este nuevo espacio funcional bajo los términos acordados, sin permitir que se criminalice nuevamente al consumidor. Igualmente, recalca que el colectivo no se opone al mercado del cannabis, pero exige que primero se garanticen los derechos fundamentales de los usuarios, especialmente el libre desarrollo de la personalidad.

"Considero que el objetivo logrado en este dialogo es lo importante, el dialogo siempre ha tenido sus detalles y como colectivo ya de años, hemos aprendido a entender los tiempos políticos y las agendas y claro que las aprovechamos en favor de la lucha", indicó.

"No estamos aquí para pelear con el sistema, sino para transformarlo desde la calle y con diálogo”.

El modelo de Glorieta Violeta, aunque limitado, podría sentar las bases para futuros espacios seguros en otras ciudades, siempre y cuando el Senado cumpla su responsabilidad legislativa. Sin embargo, pobladores y vecinos de los nuevos espacios mantienen protestas constantes contra el movimiento.

Para el activista, el traspaso no representa una claudicación, sino una evolución de la lucha. Aunque la lucha por la regularización sigue dispersa, cada paso representa un avance hacia la visibilidad y el respeto de los derechos cannábicos.