Los apellidos son una parte esencial en todas las sociedades para identificarnos, así como para otros procesos, además, nos ayudan a conocer un poco sobre nuestros antepasados y el origen de dónde venimos. Si alguna vez te ha dado curiosidad saber cuales fueron los primeros en crearse, nosotros te damos la respuesta.
Cuando no existían sociedades tan complejas, el ser humano solía vivir en pequeñas comunidades con no más de 100 personas, por lo que bastaba usar únicamente los nombres personales para identificarse del resto. Conforme los años fueron pasando, el hombre fue evolucionando y las sociedades se transformaron en unas más complejas con un mayor número de integrantes.
Pasaron de ser pequeñas tribus de grupos de familias, hasta formarse pueblos e incluso ciudades, por lo que la cantidad de personas aumentó notablemente, llegando a repetirse diversos nombres. Ante esto, se tuvieron que buscar medidas para poder identificarse el uno del otro, es por ello que se crearon los apellidos.
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Los primeros en crearse fueron los apellidos patronímicos, que surgieron en España entre los siglos X y XI. Estos se formaban a partir del nombre del padre e incluían terminaciones como “az”, “ez”, “iz” y “oz”. Como resultado, se crearon apellidos como Fernández, que derivó de Fernando; Rodríguez, que derivó de Rodrigo; o Martínez, que derivó de Martín.
Otros orígenes de los apellidos
Asimismo, el origen de los apellidos varió dependiendo del contexto cultural y no todas las sociedades utilizaron los nombres propios para crear sus apellidos. En algunas sociedades se basaron en la ocupación de las personas, como “Smith” en inglés o “Ferrero” en italiano, para identificarse.
Otras optaron por considerar el lugar de donde provenían, como “López” para los oriundos de Lugo, o las características físicas de las personas, como los apellidos “Chaparro”, “Calvo” o “Blanco”.
J.R