En la ceremonia de este domingo en Querétaro fue evidente la división entre el Poder Legislativo y el Poder Judicial. No sólo se sentaron de forma estratégica, ya que la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña, se colocó junto al presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel y no cerca del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sin duda el lenguaje no verbal demostró que está vigente la autonomía e independencia de esos dos cuerpos normativos de la nación, pero a cambio el jefe del Ejecutivo se quejó de quienes "no respetaron el protocolo" vía su director de prensa, Jesús Ramírez, luego de que la juzgadora no se levantó a la entrada del presidente al recinto.
Lo cierto es que la distancia deja claro que al mandatario le molesta que los otros poderes piensen diferente al Ejecutivo, pero eso sí se precia de demócrata.