Nicholas Palmeri, quien fuera el funcionario de más alto nivel en México de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), fue destituido, según revelaciones dadas a conocer por la agencia de noticias The Associated Press (AP), el año pasado, por contactos inapropiados con abogados de narcotraficantes.
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El exfuncionario viajó y vacacionó con abogados de capos durante los 14 meses que ocupó el cargo, y lo hizo en varios encuentros que tuvieron ligar en Miami.
A lo anterior se sumaron las quejas sobre el manejo laxo de la pandemia de Covid-19, a consecuencia de lo cual dos agentes enfermos tuvieron que ser trasladados en avión fuera de México. Asimismo, se reveló que Palmeri aprobó el uso de fondos de la lucha contra las drogas para propósitos inapropiados y solicitó que se le reembolsaran con el fin de pagar su propia fiesta de cumpleaños.
El caso de Palmeri se suma a crecientes ejemplos de conducta ilegal que afectan a la principal agencia de Estados Unidos para el combate a las drogas, en un momento en que sus operaciones extranjeras —que abarcan 69 países— están bajo el escrutinio de una revisión externa ordenada por su administradora, Anne Milgram.
El de Palmeri es el segundo caso en los últimos meses que arroja luz sobre las interacciones a menudo cordiales entre funcionarios de la DEA y abogados de Miami que representan a algunos de los mayores narcotraficantes y lavadores de dinero de Latinoamérica.
El año pasado, fiscales federales acusaron a un agente de la DEA y a un exsupervisor de filtrar información confidencial de las fuerzas policiales a dos abogados defensores anónimos de Miami a cambio de 70 mil dólares en efectivo.
Uno de esos abogados, al que funcionarios estadounidenses actuales y anteriores identificaron como David Macey, también se vio envuelto en la investigación sobre Palmeri.
Registros internos de la pesquisa muestran que Macey recibió a Palmeri y a su esposa nacida en México durante dos días en su casa en los Cayos de Florida, un viaje que, según la DEA, no tenía ningún propósito laboral útil y violó las reglas que rigen las interacciones con abogados, las cuales están diseñadas para evitar incluso dar la apariencia de irregularidades.
Palmeri, de 52 años, reconoció ante los investigadores que se quedó en la casa de descanso de Macey, que su esposa trabajaba como traductora para otro abogado destacado, Rubén Oliva, y que hizo un viaje no autorizado a Miami con su mujer en febrero de 2021.
El supuesto propósito del viaje a Miami había sido “interrogar” a una fuente confidencial. Pero tuvo lugar en una casa privada a la que Palmeri llegó con su esposa y una botella de vino, según el informe interno.
Esas violaciones provocaron que Palmeri fuese transferido abruptamente a las oficinas centrales en Washington en mayo de 2021, antes de que finalmente dejara el cargo en marzo pasado, muestran los registros.
Palmeri dijo que las investigaciones en su contra por conducta inadecuada eran una “cacería de brujas” provocada por celos personales y profesionales de los que se negó a dar detalles, y “un relato mal planeado para destituirme de mi cargo”.