En el "Balance humanitario 2021-2022 para México y América Central”, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) consideró que en la mencionada región persiste la violencia armada y sus consecuencias, especialmente las no visibles, que “llegan a afectar la vida de las personas para siempre”; el problema se agrava con quienes salen huyendo de su entorno violento en busca de un sitio distinto, pero se topan con otras violencias en el camino.
“Además de huir de difíciles condiciones en sus países, las personas migrantes se enfrentan a graves situaciones de violencia durante la ruta por México como extorsión, secuestro y abusos sexuales que ponen en riesgo su vida y atentan contra su dignidad”, y según Jordi Raich, jefe delegado saliente para la región del CICR, la crisis corre desde Honduras, se agrava en México y llega hasta la frontera norte de Estados Unidos.
"La violencia no es sólo lo que vemos inmediatamente, sino que hay toda una serie de consecuencias más a largo plazo y que realmente llegan a afectar la vida de esas personas para siempre", sostuvo el experto.
Detalló que, durante el año pasado, los desplazamientos internos, las migraciones forzadas y la violencia afectaron severamente a la ciudadanía a la hora de tener acceso a la salud y a la educación.
Pese a las complicaciones para medir ciertos vectores, el CICR destacó en su informe que entre los temas más apremiantes en México y en Centroamérica en 2021 -y en los que "seguirá concentrando su atención en los próximos años"- está, en primer lugar, el aumento de la migración.
Según el documento, los temas más urgentes en México y América Central en 2021 son el aumento de la migración; luego de que, según cifras oficiales, en México el número de personas migrantes detenidas en 2021 aumentó 68% con relación al 2019.
También aumentaron los desplazamientos internos a causa de la violencia, los casos de personas desaparecidas, la emergencia carcelaria, el uso legal y adecuado de la fuerza, los homicidios, así como las dobles vulnerabilidades que traen consigo fenómenos climáticos y emergencias sanitarias como la pandemia por Covid-19 en comunidades fuertemente afectadas por la violencia.
“Más allá de las medidas y respuestas de urgencia, es imprescindible diseñar e implementar estrategias a mediano y largo plazo que aborden las causas de fondo que obligan a millones de personas a abandonar sus hogares. Al mismo tiempo, es urgente comprender que la historia de la humanidad es la historia de la migración, aceptar que esta va a continuar y que es tarea de todos garantizar los derechos de las personas migrantes en todo momento y lugar para hacer la ruta más humana, generosa y segura”, exhortó el organismo.
La crisis que va emparejada, y no es menor, son las desapariciones, explicó Reich, “cada año miles de nuevas familias en México y América Central se suman al dolor de tener un ser amado desaparecido, ya sea en su país de origen o más allá de sus fronteras. A la par, crece la deuda ética y social de regresar la identidad de aquellas personas fallecidas no identificadas y restituirlas a sus familias, incluidas las que murieron a lo largo de la ruta migratoria”.
Tan solo en México hay más de 96 mil 300 personas desaparecidas en el Registro Nacional, de las cuales más de 7 mil 700 fueron reportadas en 2021, según datos de la propia Cruz Roja.
En El Salvador, según cifras de la Fiscalía General de la República, en 2021 había 488 casos de personas desaparecidas sin resolver, y en Guatemala el mecanismo de búsqueda de mujeres, “Isabel Claudina”, reportó que en 2021 desaparecieron en promedio cada día 6 mujeres. A esto se suman los desaparecidos de guerras pasadas: más de 45 mil guatemaltecos y 8 mil salvadoreños.
En materia migratoria y carcelaria, el año pasado el CICR realizó 62 visitas y actividades de asistencia en 43 lugares de detención, incluyendo estaciones migratorias en México, que beneficiaron a más de 49 mil personas privadas de libertad.
Además, ofreció un lugar seguro y alimentación a 477 personas desplazadas internas por la violencia en El Salvador y Honduras, y favoreció la rehabilitación física —a través de la donación de prótesis, terapias o derivaciones— de 168 personas migrantes y víctimas de violencia que sufrieron una amputación o discapacidad.
Finalmente Reich insistió en que es un trabajo integral concentrado en las causas de base, porque “no hay que olvidar que la violencia es solo una de ellas (de las causas de base); no sólo es la pobreza, no sólo es la desigualdad. Suele ser un cóctel de causas lo que obliga a alguien a abandonar su casa o su país, por ejemplo. Y la violencia es una parte importante de ese cóctel".