Martes 16 de Enero de  2024
COMBATIR INCENDIOS O ENTREGARLO A SEDENA

Tres años sin vender el avión presidencial; AMLO lanza nuevas propuestas para su uso

Antes planteó rematarlo por partes, alquilarlo para fiestas de lujo o rifarlo; aun así la aeronave sigue detenida en el AICM y absorbiendo millonarios recursos para su mantenimiento

Escrito en NACIONAL el

El presidente Andrés Manuel López Obrador superó la mitad de su sexenio sin cumplir la promesa de vender el avión presidencial; por lo que esta semana planteó dos nuevas propuestas para el futuro de la aeronave: cambiarlo por helicópteros para combatir incendios o entregarlo a los militares; es decir, a la compañía de la Secretaría de la Defensa Nacional que manejará los aeropuertos del Sureste, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles.
 
Ante la falta de un comprador para el aparato, estas propuestas se suman a otras opciones que, desde hace tres años, plantean venderlo por partes, alquilarlo por horas, rifarlo y hasta usarlo para transportar a los atletas que participaron en Tokio 2020. Ninguna de esas alternativas se ha materializado, y la aeronave José María Morelos y Pavón sigue detenida en un hangar, consumiendo recursos para su mantenimiento.
 
“No se ha podido vender el avión porque está hecho a la medida de los clientes de ese entonces ¿no? No es un avión estándar, sino es un avión arreglado para viajes de personalidades, de ejecutivos, de gente muy influyente”, dijo el mandatario este viernes para justificar que la aeronave siga sin cambiar de propietario.
 
Tan pronto tomó posesión de la presidencia en 2018, Andrés Manuel López Obrador envió el TP01 Boeing 787-8 al aeropuerto de Victorville, en el condado de San Bernardino, California, donde permaneció hasta julio de 2020. De acuerdo con el gobierno federal, por su mantenimiento, preservación y resguardo se gastaron 1.7 millones de dólares.
 
La administración federal espera vender la aeronave en un mínimo de 130 millones de dólares, que corresponden al avalúo hecho por las autoridades; no obstante, como ningún cliente ha llegado a un acuerdo para comprar el aparato de 57 metros de longitud, con capacidad para 80 pasajeros, las propuestas para obtener dinero a través de éste se han calificado como “ocurrencias” por algunos opositores del gobierno.
 
“Dicen que son ocurrencias, nosotros no actuamos de esa manera. No es un gobierno de ocurrencia, es reparar un daño; si hasta debían de estar agradecidos porque causaron un grave daño y nosotros estamos buscando una solución, una salida. Quién los mandó a comprar ese avión, en qué cabeza cabe comprar un avión lujosísimo”, dijo el mandatario el 20 de enero de 2020, cuando se planteó rifarlo a través de la Lotería Nacional.
 
Ese año se esperaban vender 6 millones de 'cachitos' de lotería con el objetivo de vender el avión, en una primera instancia, y después, para recaudar tres mil millones de pesos; sin embargo, solo se lograron obtener dos mil 342 millones 900 mil pesos, de los cuales se descontaron los gastos de organización (71 millones 748 mil 199 pesos), impresión (un millón 131 mil pesos), distribución de los cachitos (dos millones) y comisiones para los vendedores.
 
Aunque la rifa de los billetes se realizó, el avión presidencial continúa estacionado en la Base Aérea Militar Número 19 (BAM 19), en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. La razón específica es que no había posibilidad jurídica de entregarlo a ningún particular por el contrato que había establecido Nacional Financiera con la empresa que lo vendió al gobierno de México.
 
Como un servicio social, también se planteó utilizar el avión para trasladar a los atletas que competirían en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020; sin embargo, sólo se usó de transporte de carga de los instrumentos deportivos y médicos de la delegación mexicana, ya que no todos los deportistas llegarían y se irían al mismo tiempo. Además de que la aeronave no tenía permitido el sobrevuelo de los atletas bajo las condiciones de aeronáutica internacionales.
 
Según el mandatario mexicano, gasta unos seis millones de pesos anuales en traslados aéreos; en contraste, el TP-01 requiere alrededor de siete millones sólo para servicios de comunicaciones, razón por la que insiste en no utilizarlo.
 
También surgió la posibilidad de alquilarlo para fiestas. El año pasado destacó que en una reunión que tuvo con directivos de las aerolíneas Delta y Aeroméxico, les ofreció el avión presidencial para que se pueda usar en el traslado de ejecutivos o invitados a fiestas de lujo en el Caribe, al señalar que es “muy extravagante, lo hicieron a la medida”. Pero, de nuevo, no hubo interesados.
 
Por esas características también surgió la opción de venderlo por partes a 12 compañías nacionales que formarían una sociedad. Nunca se concretó esa opción para una nave que costó 218 millones de dólares en 2012 y que, hasta 2019, por concepto de pagos de deuda más intereses, costó al erario mil 833 millones de pesos.
 
Ni vendido, ni rifado, ni alquilado, ni desmantelado el gobierno mexicano se ha podido deshacer del avión presidencial y ninguna de las propuestas lanzadas por el jefe del Ejecutivo ha prosperado para recuperar el dinero invertido en la aeronave.