Un grupo de 22 migrantes centroamericanos de la comunidad LGBT+, recibió en Querétaro la visa humanitaria luego de ser discriminado en la caravana que se dirige a los Estados Unidos, lo que les facilitará continuar su camino hacia la frontera en búsqueda del “sueño americano”.
Cuando se encontraban en un punto de detección en Chiapas, dentro de una caravana con más de dos mil personas que escapan de la pobreza y la violencia, se dio la separación por género.
El problema se suscitó cuando una cubana transexual se formó en la fila de mujeres, lo que generó ataques y cuestionamientos de las migrantes para que no se les ubicara con ellas; gays y lesbianas que se encontraban en el lugar también fueron señalados.
“Hasta en la marcha hay discriminación, cuando todos vamos buscando lo mismo, unirnos en nuestra desesperanza para buscar el impulso para llegar a la frontera”, compartió uno de los migrantes salvadoreños.
El Instituto Nacional de Migración (INM), decidió entonces separar al grupo para protegerlo y lo envió a la ciudad de Querétaro, donde fueron atendidos y alimentados por diversas organizaciones de apoyo a migrantes.
Aline Escalante, integrante del Centro de Apoyo Integral para Adolescentes y Jóvenes de la Comunidad LGBT+ (Caifaj), compartió el cómo se atendió a este grupo de migrantes, provenientes de El Salvador, Honduras, Guatemala y Cuba.
“Avisaron al frente queretano que había llegado un grupo de migrantes y solicitamos el apoyo del delegado de Gobernación, Joaquín de la Lama, quien al enterarse de la problemática y ver la situación vulnerable del grupo, procedió a promover la solicitud de las visas humanitarias”, externó.
El grado de vulnerabilidad es muy alto para estos migrantes, muchos de ellos son discriminados por sus familias y la sociedad de sus propios países, explicó Aline Escalante, quien compartió el caso de una mujer transexual cubana que estuvo ocho años presa en La Habana por el sólo hecho de vestirse de mujer.
Ya con la visa humanitaria autorizada por el INM, documento legal con vigencia de un año para transitar por el territorio mexicano y que incluso les permite trabajar en el país, los migrantes fueron recibidos en el albergue Toribio Romo de la ciudad de Querétaro, donde los apoyaron con sanitarios y alimentación mientras esperaban un autobús, que mediante una “coperacha” fue rentado para llevarlos a Tijuana.
Los 22 migrantes fueron informados de su condición a través del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR); se les explicó que podían permanecer en México mientras que abogados del Centro de Apoyo Marista al Migrante (Cammi), externaron la posibilidad de pudieran quedarse en una estancia corta de dos semanas o una larga con ayuda laboral, sin embargo, el grupo no quiso separarse y optó por seguir su camino hacia el norte, donde los esperaban en el Albergue Jardín de las Mariposas, en Tijuana.
En su estancia en Querétaro, los pastores Efrén Guillermo Verdugo y Edwin Acosta Eben-Ezer, de la Alianza Interreligiosa ICM, además de brindar apoyo al grupo, generaron sorpresa y esperanza al informar que ellos estaban casados, algo imposible de pensar en regiones de Centroamérica, pero que ya es factible y legal en Querétaro.
Luego de pasar varios retenes, el viernes 12 de noviembre los migrantes arribaron al Jardín de las Mariposas, donde tomaron fuerzas para seguir su ruta más allá de la frontera, cumplir su “sueño americano”, pero sobre todo, tener la libertad de ser quienes son.