De acuerdo con el diario inglés The Times, la reina Isabel II reposa en estos momentos en un ataúd de roble inglés y forrado de plomo, lo que lo vuelve hermértico e impedirá que el público pueda ver su rostro.
El féretro fue mandado a hace hace más de tres décadas y será colocado en una cripta al terminar los funerales de Estado tan largamente planeados.
La empresa funeraria londinense Leverton and Sons, encargada de las exequias reales, explicó al periódico británico hace cuatro años que no sabían cuándo ni quién había fabricado ambos ataúdes, que les fueron entregados en 1991 cuando empezaron a trabajar como proveedores oficiales de la casa real británica. Su marido, el príncipe Felipe, usó uno igual tras su muerte, en 2021.
Las asas de latón están diseñadas específicamente para los ataúdes reales, al igual que la tapa, que debe soportar las insignias de la monarquía.
Luego de haber hecho recorrido Escocia, el ataúd con los restos de la monarca, fallecida el pasado 8 de septiembre, es llevado a Londres este martes. El miércoles será colocado en un l féretro será transportado a Londres el martes por la noche. Al día siguiente, será colocado en una base finamente adornada y cubierta de púrpura dentro del Palacio de Westminster, el cual será custodiado por guardias.
Además de que se le cubrirá por el estandarte real, el emblema de la monarquía que tradicionalmente ondeaba sobre Buckingham, Sandrigham o Windsor cuando la reina Isabel II estaba allí.