En una conferencia donde recibió a niños ucranianos, el Papa Francisco arremetió en contra de los horrores vividos en Ucrania y besó una bandera sucia que supuestamente fue abandonada por soldados rusos en Bucha
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El Pontífice terminó su audiencia general llamando a Rusia y a la comunidad internacional a ponerle fin al conflicto armado tras la invasión ucraniana. Lo hizo mientras tenía frente a él las fotografías de 70 cadáveres de civiles en las calles del pueblo de Bucha, mismas que fueron compartidas por el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
“¡Que se ponga fin a esta guerra! ¡Que se silencien las armas! ¡Que se deje de sembrar muerte y destrucción! Las recientes noticias sobre la guerra en Ucrania, en lugar de traer alivio y esperanza, atestiguan en cambio nuevas atrocidades, como la masacre de Bucha”, dijo el Papa.
Continuó su audiencia pidiéndole a los fieles que rezaran y al poco tiempo mostró al público una bandera ucraniana, con algunos tonos de verde, una cruz dibujada y palabras escritas en ella.
“Ayer, precisamente desde Bucha, me trajeron esta bandera. Esta Bandera viene de la guerra, precisamene de la ciudad martirizada de Bucha”, agregó.
Después de besar la bandera, una decena de niños ucranianos acompañados por sus padres subieron al escenario y recibieron huevos de pascua de chocolate mientras el Papa los besaba.
“Estos niños tuvieron que huir y llegar a una tierra extraña: este es uno de los frutos de la guerra. No los olvidemos y no olvidemos al pueblo ucraniano”, dijo.