Lavar los alimentos antes de cocinarlos es una práctica común en muchas casas, pero en el caso del pescado, esto puede no ser la mejor idea. Aunque muchas personas creen que enjuagarlo con agua elimina bacterias y residuos, en realidad, esta acción puede ser contraproducente.
Según expertos en seguridad alimentaria, al lavar el pescado crudo bajo el grifo, se corre el riesgo de dispersar bacterias como la Salmonella y el Vibrio en el fregadero, la encimera y otros utensilios de la cocina. Esta contaminación cruzada puede aumentar las probabilidades de intoxicaciones alimentarias si los gérmenes entran en contacto con otros alimentos.
Además, lavar el pescado puede afectar su textura y sabor. Al sumergirlo en agua o enjuagarlo, los tejidos absorben humedad, lo que puede hacer que la carne se vuelva más blanda o pierda firmeza durante la cocción. En algunos casos, también puede diluir los sabores naturales del pescado.
Te podría interesar
¿Cómo manejar el pescado correctamente?
En lugar de lavarlo, la recomendación de los especialistas es secarlo con papel absorbente para retirar cualquier exceso de humedad. También es importante manipularlo con las manos limpias y desinfectar todas las superficies y utensilios después de su preparación.
Si el pescado tiene escamas o impurezas visibles, lo mejor es retirarlas con un cuchillo o una toalla de papel, sin necesidad de enjuagarlo con agua.
La forma más segura de garantizar que el pescado esté libre de bacterias es cocinándolo a la temperatura adecuada. Según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), se recomienda cocinar el pescado a una temperatura interna de 63°C para eliminar cualquier microorganismo dañino.
J.R